sábado, 6 de abril de 2013

De la idea a la acción

Con permiso de su autor (Científico titular en el Institut de Ciències del Mar del CSIC) reproduzco aquí una entrada del afamado y muy recomendable blog "The Oil Crash" http://crashoil.blogspot.com.es/.
Cuando desde la fundación TMA hemos apostado por traer un fab lab a León nuestra visión, más allá de las máquinas, ha sido la de crear un entorno que permita que personas con distintas ocupaciones, experiencias, formación o capacidades, pero que compartan valores (como la curiosidad o la iniciativa) puedan intercambiar, además, necesidades identificadas, ideas, soluciones y convertirlas en proyectos en los que puedan colaborar.
A muy pequeña escala aún, ya está pasando. Una de las satisfacciones más grandes que nos proporciona este proyecto es ver como personas que se han conocido en el fab lab y que vienen de mundos (incluso ciudades) tan distintos como la ingeniería, la arquitectura y el arte empiezan a compartir conocimientos, contactos y experiencia, y a ayudarse mutuamente en sus proyectos.
La necesidad existe: desempleo, crisis económica, fracaso escolar, ... Cualquiera que siga The Oil Crash encontrará las causas últimas en la crisis energética y concluirá que "esta crisis no acabará nunca". 
Pero no por ello es menos cierto que para llegar aquí contribuido una crisis de valores, de pasividad, de apatía, de pensamiento mágico, de fatalismo, ... Y si bien porque cambiemos de actitud no va a volver a manar el petróleo barato, es un cambio necesario (quien sabe si suficiente) para que nuestras sociedades puedan superar los actuales paradigmas y adaptarse a la cruda realidad de manera menos traumática.
Por otro lado, nuestro comportamiento es lo único sobre lo que realmente podemos tener todo el control.
Pasemos a la acción. Nosotros hemos empezado por montar un fab lab en León.   
Les dejo con Antonio Mª Turiel Martínez (por cierto, un amigo de León).

 

De la idea a la acción




Queridos lectores,

Durante la última semana he vivido una curiosa sinergia de conversaciones, todas ellas provenientes de ámbitos más o menos desconectados pero que al final acaban convergiendo sobre el mismo punto: la necesidad imperiosa de favorecer un cambio sobre todo perceptual en nuestra sociedad, como única manera de evitar el colapso. Mis interlocutores no se han puesto de acuerdo entre ellos para plantear estas cuestiones, y a pesar de ello sus pensamientos han coincidido en tiempo y fondo, aunque no en la forma de plantear su idea. Y justamente una de las primeras dificultades surge en esa forma, y en saber hasta qué punto uno está dispuesto a apostar por el cambio que necesitamos.

Los primeros en plantearme la cuestión fueron unos viejos y buenos amigos de León, una pareja a la que conozco de hace tantos años que casi me da vergüenza decir cuántos. Nos vimos la semana pasada durante unos días de asueto que aproveché para ir a ver a mi familia. Con tanta familia como yo tengo me resulta difícil encontrar un hueco para ver a los amigos de toda la vida, así que sólo pudimos quedar para tomar un café. Estos amigos tienen una empresa mediana que hasta ahora había capeado con dignidad pero no sin sobresaltos la crisis. Sin embargo, las perspectivas a medio plazo parecen funestas; en cinco minutos me repasaron los hechos más relevantes de cara al futuro y no pude menos que estar de acuerdo en que las cosas no pintan nada bien para ellos. En seguida me pidieron mi opinión sobre el futuro más cercano, la cual les di, y la estuvimos analizando. Al finalizar, ambos me plantearon la necesidad de crear un foro de debate a nivel de León para definir el nuevo sistema, el nuevo paradigma que se necesita. Estábamos hablando de crear una nueva base para el desarrollo económico de la zona, pero en seguida nos centramos en la necesidad de contar con filósofos, con pensadores, con gente que pudiera enunciar los nuevos valores en los que se tiene que basar la nueva sociedad. De cómo se tiene que plantear una propuesta válida para la sociedad y animar a ésta a involucrarse en este proyecto vital.




Unos días más tarde Ugo Bardi me hizo partícipe, junto con muchos otros, de un documento de discusión muy interesante sobre por qué la concienciación sobre cambio climático no consigue penetrar en la sociedad, cuáles son las barreras que se identifican y cómo tenemos que hacer para superarlas (su último post también va de eso). Uno de los aspectos clave de la discusión era cómo evitar que la gente que es capaz de entender el concepto (porque cuadra con sus estructuras mentales previas) caiga en la negación pasiva del problema si no ve soluciones factibles a su alcance. Para ello, se necesita una narrativa movilizadora, posibilista, que promueva a la acción, que convenza al sujeto receptor de que él puede ser actor y motor del cambio, que de hecho tal cambio será posible si muchos como él se ponen en marcha. El documento después desarrolla el cómo configurar esa narrativa.



Prácticamente al mismo tiempo comencé a recibir mensajes de un grupo de discusión al que casi inadvertidamente me he suscrito hace poco, que involucra a personalidades tan relevantes como Ted Trainer y Saral Sarkar. La discusión pormenorizada es apasionante: un análisis detallado de los diferentes grupos que han intentado o intentan promover cambios esenciales en nuestra sociedad y por qué han fracasado. La dificultad mayor identificada en este documento es la de que pocos individuos conocen e integran en su discurso todos los aspectos involucrados por esta crisis sistémica (desde los límites físicos al crecimiento hasta la imposibilidad de promover un cambio del sistema desde dentro), con lo que la transmisión de este mensaje se hace ardua, porque además choca con las barreras perceptuales de la mayoría de la población (cosa que, desde mi modesta trinchera, conozco bastante bien).



La última de estas conversaciones sinérgicas tuvo lugar ayer en Facebook, entre los participantes habituales del programa Radioactividad. Juan Carlos Barba nos trasladaba una pregunta de un oyente: ¿por qué los esfuerzos de divulgación de la realidad de la crisis energética sólo llegan a unos pocos, por qué en realidad siempre hablamos a los mismos mientras que la mayoría en realidad no nos escucha? De aquí surgió un pequeño debate de tintes mayormente pesimistas, más centrado en el por qué de nuestro compromiso divulgativo (voluntad de servicio, interés en el bien común) que en el por qué de nuestro escaso predicamento. Nuevamente, el problema de las barreras perceptuales surge con fuerza.



El nexo común de las cuatro conversaciones era, siempre, las barreras perceptuales de la mayoría de la población. La dificultad (a veces enunciada por mis interlocutores directamente como la imposibilidad) de hacer entender un discurso que choca frontalmente con el discurso dominante y con las expectativas creadas en la mayoría de la gente respecto a su futuro.

¿Qué es lo que necesitamos, pues?

Necesitamos un nuevo discurso. Necesitamos una narrativa clara, heroica, que convierta a la mayoría de la población, que se asume a sí misma como masa indefensa y sumisa, en protagonista entusiasta de su futuro. Antes que discutir cuestiones técnicas sobre el aprovechamiento de la energía y de los materiales, del uso del agua, del suministro de los alimentos, del nivel adecuado de población para un planeta que en definitiva es finito... antes de todo esto necesitamos decir una serie de cosas bien claras, y necesitamos decirlas de tal manera que a la gente le resulte evidente que han de apostar por un proyecto de vida y futuro y abandonar uno de muerte y pasado.


Fácil de decir, extremadamente difícil de hacer. Empecemos por enunciar una serie de verdades simples que se han discutido a lo largo y ancho de este blog.

  • El sistema capitalista, tal y como se ha entendido durante los dos últimos siglos, está llegando a su fin. No es posible mantener el crecimiento infinito en un planeta finito, y esta crisis no va a acabar nunca, porque es físicamente imposible volver a lo de antes. El suministro de petróleo peligra, el suministro de energía de todas las fuentes no renovables (petróleo, gas, carbón y uranio) podría llegar a su máximo en tan sólo 4 años más (demoledor informe que acaba de publicar Energy Watch Group), y estamos hablando de las fuentes que suministran el 92% de la energía primaria del mundo. Y no sólo va a faltar la energía: muchas materias minerales están ya muy agotadas, aparecen en filones de concentraciones muy bajas, y sólo pueden ser explotadas usando mucha energía; faltando ésta, la producción de las minas de oro, plata, cobre, estaño y tantos otros metales caerá en picado. Hasta la producción agrícola es fuertemente dependiente de una inyección masiva de energía. Nuestro sistema se enfrenta a una carestía de todo al mismo tiempo que puede sobrevenir muy repentinamente.
  • No hay alternativas viables; el tiempo de las soluciones tecnológicas ha pasado ya: Como tantas veces se ha explicado en este blog los sistemas de explotación de energías renovables que se están planteando ni llegarán a tiempo de parar el golpe ni, mucho más grave, tienen la capacidad de cubrir todo el suministro actual de la energía fósil y el uranio. Peor aún: estos sistemas están centrados en la producción de electricidad, cuando en realidad necesitamos otros vectores energéticos y su aprovechamiento nunca va a ser pleno. Tampoco la energía de fusión ni las nucleares de 4ª Generación ni mucho menos la estafa del petróleo y el gas de esquisto explotados con el fracking van a darnos la salvación. Llevamos 6 años de crisis  y las promesas no se cumplen, sólo llenan columnas de diarios, son sólo promesas de papel, mientras la situación en la calle se agrava y, señores, a los científicos no nos están dando más dinero para solucionar estos problemas -que no tienen solución, en realidad- sino menos. No hay tiempo para hacer una transición a gran escala, ni capital, ni materiales y poco a poco ya no hay/habrá mercado de consumidores. Es el momento de entender que hace falta actuar sobre la cuestión social antes que sobre la cuestión técnica.
  • El intento de prolongar artificialmente la vida de este sistema agonizante sólo puede causar sufrimiento y muerte. No hay vida dentro del sistema actual; se está muriendo y con sus coletazos irá destruyendo todas las cosas que nos rodean y que creíamos garantizadas de por vida. Las medidas de austeridad que se implementan hoy en día en cada vez más países occidentales no buscan reactivar la economía sino garantizar la devolución de la deuda a los grandes acreedores internacionales, y se está trasladando abusivamente esa deuda, que es mayoritariamente deuda privada, hacia deuda pública que se carga en la cuenta de todos. Ese proceso de imputación ilegítima de la deuda no acabará espontáneamente puesto que el nivel de deuda es simplemente inasumible, y se continuará cargando sobre los Estados hasta que quiebren y aún después, hasta su destrucción total, en una lógica económica que simplemente ya no tiene sentido en un mundo de recursos no ya escasos sino menguantes. Mantener el paradigma actual obligará a que la población tenga que menguar de la misma manera, causando enorme mortandad ya sea indirectamente mediante el hambre y las revueltas, o directamente mediante guerras; y tal cosa no sucederá, como era habitual, sólo en países del Tercer Mundo, sino también en su país, querido lector, sea éste España, Francia, Alemania o los Estados Unidos de Norteamérica.
  • No se trata solamente de conseguir un cambio político: Ciertamente, hay un nivel de corrupción en la vida pública de nuestros países que clama al cielo, pero esta corrupción es mayoritariamente efecto y no causa: no debemos mirar el dedo, sino la Luna. Si cambiamos nuestro sistema político y mantenemos el económico, como igualmente nuestros recursos serán menguantes, igualmente el poder económico volverá a corromper al político y las cosas volverán al punto de partida. Hasta que no entendamos que hace falta reformar el sistema económico (y también el político seguramente) no avanzaremos ni medio milímetro.
  • No es cierto que no haya alternativas viables al sistema actual. Sí que las hay, y no son -como tantas veces se presume en las discusiones- los corruptos y fallidos sistemas comunistas de los países del Este durante el siglo XX. Son sistemas económicos basados en el no crecimiento, en la estabilidad, en la sostenibilidad. Son los paradigmas desarrollados por la Economía Ecológica, o la escuela de la Economía del Estado Estacionario, o tantas otras. Aún hay mucho aprendizaje que hacer, pero los fundamentos teóricos son claros: la economía es parte de la ecología, del mundo físico en el que nos movemos, y tanto insumos como externalidades deben ser propiamente contabilizados.
  • No es cierto que no podamos cambiar las cosas: En última instancia, los resortes últimos de todo, desde la producción de bienes económicos hasta las instituciones públicas y privadas, son las personas. Personas que, como tú y como yo, quieren una vida digna para ellos y para sus descendientes. Si comprendemos que no hay vida posible en el sistema actual, todos actuaremos para buscar una alternativa razonable, desde el banquero de Wall Street hasta el carnicero de tu barrio.
  • Necesitamos el cambio:  No podemos permitir que nuestro vecino y sus hijos acaben rebuscando en la basura para comer o se dediquen a robar. Mañana podrían ser nuestros amigos, nuestros hermanos o nosotros mismos. No tiene sentido aferrarse a algo que nos arrastra hacia el fondo de una sucia y fría ciénaga. Necesitamos el cambio. Necesitamos vivir sin este estrés de no saber si el año que viene tendremos trabajo o podremos pagar la hipoteca. Necesitamos vivir, ser felices, sonreír. Necesitamos ser humanos. 



Ése es el armazón. Ahora, a partir de él, tenemos que construir la historia. Nuestra Historia. Su historia, querido lector. Porque si queremos construir el futuro, si creemos que el cambio y el futuro es posible, tenemos que salir todos, Vd. también, ahí fuera y decirlo bien alto. Apague el ordenador, levántese del asiento, salga ahí fuera y construya, construyamos, nuestra Historia. 


Salu2,
AMT

domingo, 17 de marzo de 2013

Clone Wars: hazte maestro Jedi construyendo tu impresora 3D por 400 euros (habiéndotelo pasado en grande en Zaragoza)

Jakolete con su 'Cazurra' y y Jesús Siero con 'PrinterLove', RepRap de impresión 3D en La Colaborativa

Las impresoras 3D son el elemento fundamental de la fuerza de la Fabricación Digital en España. Las Clone Wars son el ‘Consejo Jedi’ de las más de 150 personas que han construido su propia impresora en tres dimensiones en nuestro país desde 2011. Puede sonar a Ciencia Ficción, pero como todo en la Tercera Revolución Industrial es realidad y de la buena (y con una pasión sólo comparable a la de los jugadores de rol con su afición). Cualquiera, con un poco de tiempo y un poco de dinero, puede sumarse a este apasionante mundo de imprimir tus propias piezas  y 'clonar' impresoras de este tipo (de ahí lo del nombre del grupo) que comenzó, literalmente, con un motín que provocó una conmoción en la fuerza 3D y que se hizo cónclave en el eTopía Maker Show de Zaragoza el 22 y 23 de febrero pasado.

Hace tres semanas el centro de creatividad y trabajo compartido La Colaborativa de León acogió una presentación sobre impresoras en tres dimensiones autorreproducibles en la que los leoneses José Ángel Castaño y Jesús Siero presentaron las primeras máquinas leonesas de este tipo la 'Cazurra' y la 'PrinterLove'. También se habló de la eTopia Maker Show de Zaragoza (#EMSZ), la nueva página de "Educación Enchufada 3D" Practicable de la Fundación Cerezales Antonino y Cinia (Antonino Fernández uno de los fundadores de la Cervecería Modelo de México, cuya cerveza más famosa en España es Coronita, era de ese pequeño pueblo que tiene en su poder una impresora 3D donde los niños hacen maravillas) y FabLab León. La cita fue un éxito. Más de sesenta personas abarrotaron la pequeña sala donde se mostró una inusitada pasión por todo lo relacionado con la Tercera Revolución Industrial, la Manufactura Aditiva. ¿Y todo esto en León, la olvidada capital del viejo reino hispano que no recuerda casi nadie? ¿Cómo es posible que León pueda estar liderando en España la Fabricación Digital? ¿Y qué es eso de una 'eTopía' en Zaragoza?

Panorámica de Cesáreo González de la charla de Fabricación Digital e impresión en 3D en La Colaborativa de León

Pues sencillamente esto ocurre porque toda la gente que quiera hoy en día en España y en el mundo estar en la punta de lanza de la nueva revolución industrial puede hacerlo por poco dinero, ganas y mucha pasión. Y, además, convertirse en Jedi (3D). Y esto no es una broma friqui; aunque algo 'weird' sí que es, pero a mucha honra.

Todo comenzó con un 'motín'. En 2011 un profesor de robótica de la Universidad Carlos III, Juan González-Gómez (más conocido como ObiJuan) propuso a su veintena de alumnos construir una impresora en tres dimensiones. No pudo ser. En cuanto vieron qué era aquello... ¡querían todos hacerse una! Así que lo que comenzó como un trabajo de clase derivó en el grupo Clone Wars donde la comunidad de Hacedores españoles ( 'Makers' en inglés) ha conseguido desde hace año y medio reproducir más de 150 máquinas de este tipo.

Usando símiles de la saga de La Guerra de las Galaxias, los aprendices llegan a Jedi cuando sus impresoras pueden tocar la Marcha Imperial (aún sin estar completas). La primera que lo hizo se llama, qué casualidad, R2D2. Los Master Jedi son aquellos que pueden imprimir piezas para otros constructores de tres dimensiones y el escalafón sube y sube. Existe hasta una genealogía de impresoras 3D (aquí sólo salen 80 de ellas), ya que todas tienen su nombre y son 'hijas' de otras y en la actualidad se está llegando a la quinta generación. Aunque parezca una coña, es todo un juego que permite comprender de forma directa la Revolución 3D. Aprender haciendo, teoría en la práctica; el sueño del creador de todo esto, Neil Gershenfeld.

Además, este tipo de impresoras se llaman RepRap, o sea, que son autorreproducibles (clonables): en cuanto tienes una ya que te puedes imprimir tú mismo las piezas para hacerte otra mucho más barata y mejor. De este movimiento ya están empezando a surgir empresas como, Ultra-Lab, Leapto3D que envían las piezas necesarias para poder construir tu propia impresora en casa por unos 400 euros y todo tipo de materiales de impresión. También Reclone3D, que avanza en el camino y ha conseguido que intercambiando cabezales y con una Dremel tu impresora 3D pueda convertirse en una fresadora de control numérico. O sea, que aquí ya hay negocio y esto avanza que es una barbaridad.

El cónclave Jedi 3D en Zaragoza
Así que gracias a los esfuerzos del zaragozano Pablo Murillo (el editor de Arduteka, una página en principio dedicada a la electrónica libre Arduino que suele ser la que controla las impresoras 3D, pero que avanza en la divulgación de la Fabricación Digital) que también pertenece al grupo Clone Wars, más de 25 impresoras de Clone Wars, todos estos Jedis 3D se reunieron en cónclave el último fin de semana de febrero en el Ayuntamiento de Zaragoza en la 'eTopia' Maker Show, que visitaron más de mil personas. El proyecto de Murillo, junto con otros zaragozanos, es crear un centro de referencia de arte digital en uno de los edificios de la Expo Universal de 2010, el CAT (Centro de Arte y Tecnogía), llamado 'eTopia' y parece que en pocos meses dejará de ser una utopía para hacerse realidad debido al apoyo de la Milla Digital. Da envidia de la buena (vamos, que para comerse los dientes comparado con otras administraciones). Con ello la capital maña quiere convertirse en un lugar de reunión de madrileños y catalanes para promocionar la innovación y los negocios tecnológicos.

Allí también estuvieron representantes de otros “garajes” no oficiales como sí lo son los FabLab -ya que estos tienen relación directa con el Instituto Tecnológico de Massachusetts y sólo el de León se acercó por allí-, que son la otra “pata” de esta revolución tecnológica. Son grupos de personas que se unen para comprar máquinas y crear a su antojo (como La Nave en Madrid de Juan Manuel Amuedo, conocido en el mundillo como Coleóptero, o mejor 'Cole') o grupos como @BilbaoMakers. Tienen muchos nombres, pero dejémoslo en Make Spaces, como el Make Space Madrid que pretenden iniciar en septiembre de este año César García y Sara Alvarellos -que están cursando el Fab Academy de los profesores del MIT en León para acumular experiencia-, tomando como ejemplo el MakeSpace Cambridge.



También se vieron artistas como la gente de ArteK [LAB] en San Sebastián, que crearon sensación con su cúpula geodésica y una placa Arduino que dispara relés para producir música en un teclado electrónico (ver vídeo de arriba). Aparte de todo esto, había mucho más y no es posible referenciarlo en un sólo artículo (lo cual provocó cierta polémica en el anterior sobre este tema al no mencionar estas otras opciones, pero es que era porque se dedicaba a los que crearon el movimiento y sus talleres “oficiales”; por algún sitio hay que empezar). Por último, hay que reseñar las conferencias realmente interesantes sobre el Estado de la Cuestión en la Comunidad Hispana, que lidera España con bastante diferencia, que se ofrecieron en el #EMSZ y de las que dejamos aquí una de Clone Wars.

Ah, y por si alguien quiere tener su impresora 3D en casa, puede apuntarse aquí y seguir la Netiqueta de las Clone Wars teniendo en cuenta su norma principal: “No lo intentes: hazlo” (aquí no vale querer pero no hacerlo).

¡Y que la Fuerza 3D esté contigo!


martes, 12 de febrero de 2013

Cómo la Fabricación Digital te permite conquistar el espacio con un mini satélite ¡en 69 páginas! (y construir casas en la Luna)

Haz tú mismo un pequeño satélite.

Fab Lab León ha dispuesto hace pocos días para sus socios y colaboradores una biblioteca con volúmenes sobre Fabricación Digital, Do It Yourself (DiY), Arduino, electrónica y Diseño por Ordenador de muebles y joyas que se compone de varios volúmenes. 

Entre ellos me ha llamado la atención concretamente este libro que véis en la imagen: "Haz tú mismo plataformas de satélite" en el que en menos de 70 páginas (¡¡¡En 69 páginas!!!) se indica cómo construirse un "pico satélite" (pico=minipequeño) que es más o menos el doble que una lata de cocacola. Ahí abajo tenéis la foto para comprobarlo.


El "pico satélite" en fotografía. Flipante.

Casi nada. La Fabricación Digital permite que lo que hace cincuenta años (y hoy mismo) costaba miles de millones de dólares/rublos/euros (ponga cualquier moneda aquí) y decenas de meses de trabajo se pueda prototipar y construir tras leerte "tan sólo" 69 páginas. Vamos, que tener tu propio Sputnik en la estantería de tu casa se hace "con la gorra". Otra cosa es lanzarlo, aunque en el libro te indican alguna que otra solución como una lanzadera tipo "cañón" que hay en Estados Unidos.

La fabricación digital en la exploración espacial
Pero aunque este mini satélite de 69 páginas es una excusa perfecta para volver a este blog, pero además para contar cómo la fabricación digital va a ser una de las herramientas fundamentales para la exploración espacial humana.

Imaginaros que conseguimos bases en la Luna (los chinos ya están en ello) o que queremos poner los pies en Marte. El grandísimo problema de esas localizaciones es la construcción de refugios (sobre todo para evitar la radiación solar) o las piezas de recambio (en Marte el polvo es tan fino que se lo "come" todo). ¿Y qué vamos a hacer, lanzar cohetes cada mes para que lleguen esos recambios? 

Pues no, con la fabricación digital los astronautas podrán construírselos. Tardarán entre ocho minutos o 16 en llegar a marte enviados de forma digital por el espacio... pero les pueden mandar los planos a sus impresoras y reparar lo que sea. Respecto a los refugios... hay impresoras en tres dimensiones con lechadas de hormigón que construyen ya lo que sea. ¡De aquí a cinco años (y no digo nada de 20) veremos empresas que construyan casas imprimiéndolas!



La NASA ya está trabajando en enviar una impresora 3D a la Estación Espacial Internacional. Muchos trabajan en construir casas en tres dimensiones. Puedes hacerte un satélite leyendo 69 páginas. ¿Qué es lo que puedes hacer en casa o en un FabLab como el de León? 


Yo ya no digo nada porque en veinte años a la fabricación industrial no la va a conocer ni la madre que la parió en la tierra, en la Luna y en Marte (o allá donde se lo proponga el ser humano). Es el momento de prepararse para liderar este proceso. ¡Y ahora podéis, vaya que si podéis! (Sólo tenéis que venir a FabLab León para pasároslo en grande con todos los "fabbers" que rondan por ahí, y que estarán encantados de ayudaros para aprender ;D)

P.S: Por cierto, os recomiendo seguir este Tumblr sobre el FabAcademy en FabLab León. Flipante.

sábado, 9 de febrero de 2013

¿Qué es un Fab Lab?


Traduzco del inglés una interesante entrada de Massimo Menichinelli (ver bio abajo) sobre el concepto Fab Lab. La entrada orginal es esta: "What is a Fab Lab? ", en la que pueden encontrarse también los datos de contacto de Massimo (al que pido disculpas por cualquier error que pueda haber cometido en la traducción).
Les dejo con Massimo.
 
 

¿Que es un Fab Lab?

 

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Esta es una entrada que he esperado a escribir durante mucho tiempo, tanto porque he estado muy ocupado como porque quería escribir algo con contenido y que aportase una experiencia directa. Después de trabajar en el desarrollo de Aalto FabLab, después de participar en el Fab Boot Camp de una semana en FabLab Barcelona (Enero 2012) y los 5 meses del FabAcademy en FabLab Amsterdam (y después de años de investigación previa sobre el tema), después de visitar otros FabLabs y conocer gente de la comunidad, ahora tengo suficiente experiencia y material para escribir esta entrada.

Todas las fotos son de la cuenta de Flickr de Aalto FabLab, donde se suben automáticamente fotos, enseñándonos así todas las actividades y proyectos desarrollados en el lab.

¿Entonces, qué es un Fab Lab?.

01. Un espacio sobre bits y átomos

Aunque puede ser también un espacio para desarrollar prototipos o construir productos funcionales, el principal objetivo de un FabLab es ser un espacio para experimentar en la intersección de bits y átomos, información y materia. No es por accidente que el concepto se ha desarrollado en el MIT en el Centro parar Bits y Atomos, no en el grupo de investigación High-Low Tech.

Por eso se han adoptado mayoritariamente herramientas y componentes para trabajar con electrónica, por ejemplo. Básicamente, un FabLab te proporciona un espacio, herramientas, procesos y conocimiento para desarrollar representaciones físicas de datos digitales, y para exportar datos digitales desde contextos físicos. Es por tanto un espacio que es perfecto para experimentar como las tecnologías digitales pueden influenciar el desarrollo de objetos físicos, el uso de open y big data, el desarrollo de soluciones para Smart Cities, y así. Esto quiere decir, finalmente, que prototipos y productos funcionales se desarrollan usualmente en el seno de un FabLab, pero con un enfoque en los procesos digitales (y sus efectos) más que simplemente enfocarse en fabricar el objeto solo con los procesos tradicionales (algunos de ellos se pueden usar, pero no son la mayoría). Más que un sitio en el que puedes hacer casi cualquier cosa, de momento yo diría que es un sitio donde aprendes tecnologías digitales en la frontera con la realidad física.

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02. Parte de una red

Ser un FabLab significa ser parte de una red global de nodos locales, y este aspecto es muy importante, mucho más desarrollado que hackerspaces, makerspaces y TechShops. Hay un sistema de videoconferencia There is (en http://mcu.cba.mit.edu / 18.85.8.46) que une todos los nodos, donde una pregunta puede encontrar su respuesta y han empezado proyectos y colaboraciones.

Es por esto por lo que los nodos deberían compartir el mismo conjunto de herramientas y procesos (aunque los experimentos locales son bienvenidos): para permitir que cualquier proyecto se pueda replicar en cualquier nodo de la red.


03. Una comundiad

Todo FabLab es parte de dos comunidades: la comunidad local, y la comunidad global de todos los FabLab en la red global. Por una parte, un FabLab crea una comunidad local de personas interesadas en múltiples y distintos objetivos y propósito, fomentando la colaboración entre ellos y entre ellos y las personas trabajando en el FabLab. Por otra parte, siempre hay un intercambio de información y colaboración entre todos los FabLabs: siempre es importante visitar otros FabLabs, conocer otra gente en la reunión global anual (eso ocurre normalmente a finales de agosto: en 2013 será cerca de Tokyo, en 2012 será en Barcelona y las reuniones locales emergentes (como the conference en Artilect, Toulouse en Francia, o los múltiples eventos Fab*). Es siempre muy importante compartir conocimiento en la comunidad y proponer nuevas soluciones en los encuentros.
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04. Un conjunto de herramientas

Podemos empezar desde un espacio o desde una comunidad, pero al final sin un conjunto específico de herramientas de fabricación digital no tenemos un FabLab. Sino, sería como un museo sin nada que exhibir, o un restaurante sin cocina :si estás desarrollando un FabLab pero estás aún en los primero pasos, sin un sitio o máquinas, por favor di siempre que estás en la fase de planificación: ¡la gente espera tener acceso a las herramientas y las máquinas en un FabLab!.

Como se ha dicho antes, los FabLabs deberían compartir las mismas herramientas, de manera que permita la colaboración entre nodos. Hablando en general, cuando se empieza un FabLab deberías seguir el inventario mantenido por el Centro para los Bits y los Atomos: es donde hay una lista con todas las herramientas, componentes y máquinas. Puedes también probar máquinas nuevas, adoptar máquinas que no están la lista, pero no cambies las cosas demasiado, y especialmente comparte tu experiencia con otros FabLabs, ¡quizás puedes proponer algo nuevo que nadie ha descubierto antes!. Si no te convence el inventario, ¡visita un lab ya consolidado para ver que puedes aprender de su experiencia con herramientas y máquinas!.

05. Un cuerpo de conocimiento

Además de herramientas y máquinas, las personas esperan también tener acceso a conocimiento específico, experiencia y capacidades en el FabLab, así que quien trabaja en un FabLab debería siempre comprobar lo que saben las personas en otros FabLabs y debería siempre estudiar e investigar para mantener el lab a la última.

Por cierto, es casi imposible que solo una persona pueda tener todo el conocimiento necesario en un FabLab: deberías saber como utilizar las máquinas, el espacio y tener conocimiento de diseño (producto, gráfico, web, …), diseño e ingeniería mecánica, ingeniería electrónica y eléctrica, programación e informática, estrategia de desarrollo de negocio y de propiedad intelectual, y finalmente gestión de proyectos. Por eso siempre hay (y debería haber) más de una persona trabajando en el lab, separando si es posible la gestión del espacio y las máquinas (técnico de laboratorio) de la gestión de proyectos, desarrollo y negocio (director de proyectos del lab).

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06. Un conjunto de procesos

Además de compartir las mismas herramientas, máquinas y experiencia y conocimiento, todos los FabLabs debería compartir la mayor parte de sus procesos también, para permitir realmente a las personas trabajar y colaborar en todos los nodos de la red. Por ejemplo, cuando se fabrica una pcb se debería usar una pcb FR-1 en vez de la común FR-4, y se debería usar una fresadora CNC en vez del habitual proceso de atacado con ácido (etching) (sino, ¡no sería fabricación digital!) . Son preferibles los pcb FR-1 porque tienen una capa de cobre fina sobre una capa de papel de epoxy no conductora de manera que el polvo no es tóxico y el epoxy es suficientemente suave como para que los bits duren mucho más.

07. Un servicio

Esto puede sonar nuevo e ir contra la intución, pero los FabLabs son también servicios, y por tanto también deberían ser diseñados como tales, usando herramientas de diseño de servicios, metodologías y procesos. Un FabLab puede tener una comunidad a su alrededor, pero aún así se gestiona por unas pocas personas que ofrecen algunos servicios a la comunidad. Ofrecer acceso a las máquinas es un servicio, la formación es un servicio, la consultoría es un servicio, arreglar objetos viejos en un servicio, y así. Entender esto es importante para comprender por completo los dos apartados siguientes.

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08. No es una franquicia

Los FabLabs no son una franquicia: no hay cuotas que pagar al MIT, el logo no está registrado y puede usarse libremente, y así. El inventario es público accesible libremente, pero no hay libro de marca o libro de orientación que seguir para montar una franquicia FabLab. Esto significa, como consecuencia, que cada FabLab es un poco distinto del resto, específicamente porque refleja las condiciones locales (y este es un de los puntos más fuertes para ser un FabLab). También significa que hay muchos diferentes formatos y modelos de negocio: ser un FabLab no significa adopta un modelo de organización y negocio estricto. Si estás buscando una franquicia, probablemente TechShop está más cerca de eso. También puedes mirar y unirte a este hilo sobre las (pocas) diferencias entre FabLabs, Makerspaces/Hackerspaces y Techshops.

09. Un negocio

Tanto si un FabLab se crea desde una institución existente (pública o privada) que proporciona los fondos para su fucnionamiento, o si se crea de manera independiente, siempre es un negocio, en el sentido de que hay alquileres, gastos, nóminas, cuotas que cobrar, proveedores externos y partners que pagar, alianzas que desarrollar, y todo tiene que desarrollarse para al menos empatar. Tanto si recibe dinero directa o indirectamente de la institución, el FabLab debe ser financieramente sostenible para perdurar. Al final, que se cree desde una institución simplemente significa que alguien invierte el dinero para arrancar el negocio; no debería verse como un requisito o limitación. Hay aún mucha experimentación y trabajo que hacer para desarrollar modelos de negocio para FabLabs propiamente dichos (especialmente cuando se crean desde una institución, hay una tendencia a preocuparse menos por el modelo de negocio y los ingresos), pero esta es una perspectiva que debe adoptarse para desarrollar un buen FabLab.

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10. Un concepto aún en construcción
Los FabLabs empezaron a emerger hace 10 años, perola red entera emergió por serendipia más que por diseño. Cuando el primer FabLab se creó por el MIT, no era el objetivo de establecer una red global, simplemente la idea era democratizar el acceso y la formación en las tecnología de fabricación digital que se estaban desarrollando en el Centro para Bits y Atomos (en vez de esperar al final de la investigación con las tecnologías finales y avanzadas para fabricación digital, la idea era empezar a preparar personas para lo que viniera en el futuro). Así pues, las cosas han ido evolucionado (más que haber sido diseñadas) a lo largo de los años, lo que quiere decir que muchas cosas aún se están desarrollando, tienen que desarrollarse modelos de negocio estables, probarse procesos y herramientas mejoradas, y así. Así pues, no esperes que los FabLabs sean ya un modelo perfecto sin fallos, sino que más bien ¡participa en la red para mejorar los detalles que están cogidos con pinzas!. Por eso no hay un solo libro acerca de arrancar un FabLab: hay muchos formatos locales distintos y diferencias, y muchos detalles aún en desarrollo.

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Acerca del autor:Massimo Menichinelli

Massimo Menichinelli es un diseñador que investiga y desarrolla proyectos abiertos, colaborativos y de co-diseño y los sistemas que los soportan. Utiliza procesos y herramientas de diseño para ayudar empresas, organizaciones, ciudades y comunidades locales para desarrollar procesos abiertos y colaborativos, negocios, servicios, lugares y proyectos como FabLab e iniciativas de innovación social abiertas y orientadas al usuario.

Massimo ha impartido talleres y ponencias en varios países incluido Italia, España, Finlandia, Alemania, Reino Unido, Méjico, Korea del Sur y Singapur hasta la fecha. Durante su estancia en Aalto Media Factory, ha trabajado recientemente en el desarrollo del Aalto FabLab, la organización del primee Open Knowledge Festival (Festival de Conocimiento Abierto) e impartiendo un curso universitario en fabricación digital en la universidad de Aalto (Helsinki, Finlandia).